Por: Arq. Carlos Enrique Martinez Gutierrez
Publicado en: Opinión Política 17 Mayo 2021Como ciudadano no podemos permanecer ajenos a la muerte de un ser humano derivado de una ineficiencia o negligencia y menos aun cuando en un “accidente” mueren más de 25 persona y un gran número de lesionados en un servicio público que todos los días lo utilizan miles de usuarios a riesgo de su vida.
Y menos aún como técnicos debemos de permanecer sin realizar una reflexión y análisis de lo ocurrido en la línea 12 del sistema del metro de la CDMX y no se trata de exponer los peritajes que en su momento espero sean reales y no a modo con un sentido político partidista en plena campañas buscando la rentabilidad electoral.
No se requiere ser un gran experto para revisar la información pública, pero como técnico y con un poco de sentido común nos queda claro que esa línea se construyó mal y su mantenimiento peor, hubo corrupción y negligencia, por supuesto que hay responsables materiales y políticos, pero seguramente si se revisan los expedientes de las obras, contratos, fianzas y demás documentos seguros encontraremos que de papel todo está correcto y hasta certificada pero el hecho es que se colapsó y todavía tienen el descaro de llamarle “Incidente”
La obra pública ha sido cuestionada fuertemente en los últimos años, por obras y proyectos que realizan los diferentes niveles y órdenes de gobierno a todo lo largo y ancho del país, debido a su falta de planeación, de proyectos ejecutivos, transparencia, asignación, su calidad, costos, beneficio entre otros muchos aspectos y por supuesto corrupción del cual hace unos días nos lo recordó el “Incidente”
Aunque parezca increíble la obra pública omite todo tipo de ordenamientos urbanos, normas, y reglamentos, pero más increíble no se cuenta públicamente con los inventarios de las construcciones o propiedades públicas con sus respectivas bitácoras de mantenimiento y peor aún, no se contempla presupuestalmente los recursos suficientes para su mantenimiento, pareciera que las obras cuando se construyen son eternas.
Esta forma y acciones irresponsables de funcionarios, así como la corrupción nos lleva a la conclusión que la inmundicia en la obra publica mata a ciudadanos inocentes donde su único pecado es utilizar los servicios públicos que por derecho tiene y el estado está obligado a brindar.
La obra pública en los últimos años se ha visto como un fin y no como un medio para brindar mejor calidad de vida, seguridad y bienestar a los ciudadanos principal objetivo del estado, se ha manejado con tintes políticos y mediáticos y peor aún como un negocio de oportunidad, llegamos a un punto de decir ya basta, cuantos muertos o heridos necesitamos para crear conciencia y poner un alto a estas prácticas, debemos de exigir que se cumpla con la calidad y seguridad que debe de tener toda construcción y no tenernos que persignar al momento de utilizar una obra pública.
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