Por. Arq. Carlos Enrique Martinez Gutierrez
Publicado en: Opinión Política 14 de Febrero 2022La historia nos dice que en la antigüedad se desarrollaron ciudades amuralladas por cuestiones de seguridad y defensa de las poblaciones, desde el antiguo imperio romano, pasando por la gran muralla china o los tiempos de la edad media. Hoy a más de 500 años pareciera que regresamos a vivir entre murallas.
Las civilizaciones a través de la historia siempre han buscado la ubicación de sus ciudades en base a dos premisas fundamentales, primero que estén cerca del agua y segundo por cuestiones económicas para fomentar el intercambio de bienes y fortalecer su desarrollo, pero en la mayoría de los casos los asentamientos humanos se han desarrollado con una interrelación entre los espacios abiertos y la vivienda, con trazos a veces muy sencillos y en otros casos complicados por la topografía del lugar o la vocación de las mismas como las clásicas ciudades mineras por mencionar un ejemplo.
La humanidad aprendió que los espacios públicos y abiertos en las ciudades servían de convivencia, de encuentro, para demostrar el progreso de la sociedad, sus logros, victorias, conmemoraciones etc. A través de los años se han creado grandes espacios para todo tipo de usos, donde el respeto al medio ambiente, zonas arboladas, construcciones y vivienda desde los tiempos inmemoriales hasta los últimos años se han integrado formando ciudades más o menos equilibradas, pero sobre todo abiertas.
Las ciudades amuralladas se extinguieron por ahí del siglo XV-XVI con el renacimiento y lo absurdo de nuestra sociedad es que hoy volvemos a crear zonas en las ciudades amuralladas, donde la privatización del espacio público, la segregación de los grupos sociales y la continuidad urbana crean estados de excepción dentro de la ciudad.
El reflejo de lo que sucede en la sociedad se manifiesta en la construcción de las viviendas, en sus edificaciones, en suma, en la ciudad, hoy la constante son viviendas fortificadas, conjuntos habitacionales amurallados resultado de la inseguridad cotidiana que se vive en diferentes zonas de la ciudad.
El Estado en su conjunto no ha podido o sabido cumplir lo establecido en la constitución donde se establecen como principales tareas el respeto a los derechos humanos y brindar seguridad a la población, esto ha ocasionado que la sociedad ha tomado medidas a su alcance para asegurar su patrimonio a falta de capacidad de las autoridades para brindarles seguridad.
Cada vez es más frecuente las construcciones con protecciones, alarmas, cámaras, o bardas, conjuntos habitacionales amurallados y espacio público secuestrado, el robo a viviendas, edificios o instalaciones públicas o privadas son una constante que desgraciadamente ya no son noticia, pero es una realidad en la población.
Dentro de la planeación de las ciudades hoy debemos incorporar un elemento mas a su diseño, diseñar espacios públicos seguros, pero sobre todo exigirles a las autoridades que cumplan con su función de brindar la seguridad, y retomo lo frase de Alejandro Martí “Si no pueden, Renuncien” no queremos tener ciudades y construcciones que nos aíslen, secuestradas por la inseguridad, sino por el contrario, que nos integren a la vida en comunidad y que fortalezca el tejido social dentro de la casa de todos que es nuestra ciudad.
buen aporte por lo que comentas sobre el regreso al pasado moderno.
ResponderEliminarbuen aporte por lo que comentas sobre el regreso al pasado moderno.
ResponderEliminarsimón hernández castañeda
arquitecto urbanista